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Diario El Día
Tanto en el ámbito social como académico, la experiencia para los estudiantes de primer año ha sido compleja. La nueva generación no ha pisado la universidad y ha debido acostumbrarse al formato de clases virtuales.

Lleno de complicaciones ha sido el año académico para los nuevos estudiantes de educación superior. Desde un comienzo, las cosas se vinieron cuesta arriba cuando la PSU fue postergada en dos ocasiones tras el estallido social a fines del 2019. Una vez iniciado el proceso de admisión, con ansias “los mechones 2020”, esperaban la nueva etapa universitaria. El sueño de conocer lo que le esperaba en las aulas y la oportunidad de descubrir nuevos compañeros, se disipaba con la llegada de la pandemia a Chile a mediados de marzo.

Ese mes, las medidas sanitarias obligaron a todas las casas de estudios a suspender las clases presenciales con el fin de evitar posibles contagios de covid-19, relegando la experiencia del “primer año universitario” a las plataformas virtuales.

“No era la forma que yo esperaba entrar a la universidad”, expresa Karla Cuello, estudiante de primer año de Odontología de la Universidad de La Serena.

Un mundo nuevo le esperaba a Karla durante este 2020. El egreso de la enseñanza media y el salto a la universidad no era el único desafío que enfrentaría. El cambio de ciudad y una vida con mayor independencia, eran parte del nuevo camino para su futuro.

“A veces pasa que hay problemas de conexión y uno no puede participar de la clase. El principal drama es que algunas veces no quedan grabadas y uno pierde esa clase. Solo queda conseguirse la materia con los compañeros”, Karla Cuello, estudiante odontología ULS

En temas académicos, sostiene, que las clases a través de una pantalla se han realizado bajo plataforma Zoom, lo que significa muchas veces dificultades técnicas que interrumpen las sesiones. “A veces pasa que hay problemas de conexión y uno no se puede conectar. El principal drama es que algunas veces no quedan grabadas y uno pierde esa clase. Solo queda conseguirse la materia con los compañeros”, sostiene Cuello.

Interacción

Dentro de las nuevas experiencias, el ámbito social también ha sido un desafío importante en esta modalidad de clases online. “Yo no alcancé a conocer a mis compañeros y tenemos que conectarnos por Zoom. Ha sido raro conocer a gente de manera online, porque a veces tenemos que hacer trabajos grupales y no siempre se prende la cámara; eso permite que cuando uno está hablando algo, no puede saber su reacción o si está de acuerdo o no con el trabajo”, explica la estudiante.

“Uno siente que no está aprendiendo del todo bien, porque es muy distinto estar estudiando de manera online en la casa, a estar en una sala de clases y poder interactuar con los profesores o con los compañeros. A mí, personalmente me da un poco de vergüenza hablar o prender la cámara en las clases porque igual queda grabado todo”, concluye Karla.

 “Mi experiencia ha sido dividida. En cuanto a las clases se supone que este verano ya tendríamos que programar salidas a terreno, porque nuestro año termina en enero y el otro año se supone que volveríamos a la U”, José Joaquín del Solar

Expertos coinciden que esta etapa ha sido compleja para los alumnos: esto por el manejo del estrés como por la ansiedad que genera la demanda académica, además por la integración y para generar redes de apoyo dentro de los compañeros.

Para José Joaquín Del Solar, la experiencia de “entrar” a la universidad ha sido de dulce y agraz. El estudiante de 20 años de primer año de Turismo en INACAP, sostiene que estos meses académicos han sido “positivos y negativos”. “En algunos ramos me ha ido súper bien, pero en otros me ha costado un poco más porque según yo deberían ser presenciales. Pero generalmente me ha ido bien”, explica.

Prácticos

Para los ramos prácticos como en la carrera de Gastronomía, Del Solar expresa que su universidad ya entregó fechas para empezar los talleres presenciales. “Para nosotros, que son talleres que considera mucho público, aún no nos han dado fecha. Esto porque debemos ir a lugares turísticos”.

Sobre la dificultad de sociabilización con los nuevos compañeros a través de las clases online, José Joaquín precisa que ha funcionado bien, pero que existen complicaciones a la hora de hacer trabajos virtuales. “Eso pasa cuando tienen que estar intentando buscar a tus compañeros para organizarnos, porque uno no los conoce”.

“Mi experiencia ha sido dividida, en cuanto a las clases se supone que este verano ya tendríamos que programar salidas a terreno, porque nuestro año termina en enero y el otro se supone que volveríamos a la U, pero aún no llega ningún correo formal”, concluye el estudiante.

Misma situación comparte Anice Leila Daud, de la carrera de Administración Turística en INACAP, detallando que “socialmente para mí ha sido complejo. Si bien, se me hizo relativamente fácil tomar un grupo de compañeros en donde he logrado trabajar efectivamente, se me ha hecho difícil socialmente. Pero cuando se trata de estudiar y concentrarse, me ha servido bastante tener un espacio independiente donde puedo concentrarme sin distracciones externas”.

En cuanto a la enseñanza, la estudiante manifiesta que los profesores, “han hecho un muy buen trabajo, porque se empeñan harto en hacer entender la materia. Académicamente ha sido bueno, aunque socialmente haya dificultades”.

Respecto a las clases para el 2021, algunas universidades ya han confirmado la modalidad remota para el primer semestre, como en el caso de la Universidad Católica. En cuanto a las casas de estudios de la región, según lo consultado por diario El Día, aún no hay un panorama claro de qué ocurrirá en los establecimientos de educación superior.

 

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